miércoles, 26 de enero de 2011

Íta-ca

Aún guardo esperanzas de volver a casa. Esta soledad es oscura. No sé a dónde ir. No sé a quien ver. No sé a quién visitar ni con quién hablar. Ansío tanto contar que no sobreviviré a este martirio. Sin embargo, sin embargo. Cuando me convenzo de que no podré regresar te puedo ver a la distancia y recuerdo que siempre quise morir contigo. Pero no te conozco, quiero decir, no existes aún, me explico, no lo sé. Un amigo sediento de dolor me espera en la sombra de un edificio. Quiero desaparecer, ¿me acompañaría? Volveré y esta vez crecerá la hierba y los pájaros me saludarán como antes. Tal vez no.