sábado, 26 de noviembre de 2011

Tarn

En las tardes trabajo sobre el ritmo del sol, flotando como si saltara para toda la vida, al menos por un rato, sin temor sin pensar siquiera que existe la tierra.
Y grito como si mi garganta enrojeciera de miedo. Y el ritmo del sol asoma en mis oídos, murmura el final del tiempo, y yo aplaudo desde adentro.

Y la euforia se rasca los ojos para verte.

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Soy el hombre ventana. Que llora como luciérnaga, que gime como mosca. Veo pasar un coro de niños a través del ritmo de las trompetas y me escondo detrás de la música para no verlos. Me averguenzan. Pero persisten con la levedad de las sombras en otoño. Y yo no entiendo. Vivo en una casa lejos del humo de palabras. Negociarán mi vida..

jueves, 28 de julio de 2011

Desafío

A través de unas ideas que no me pertenecen -quién puede decir que es dueño de ellas cuando los clásicos han muerto- un joven y osado muchacho parecido a mí me retó a escribir un discurso tan largo y profundo que quien lo leyera en voz alta -aún si ha tomado las debidas precauciones- dejara de hablar por convicción y perdiera la vista por cansancio; mientras tanto, su sentido de la realidad -que existe hipotéticamente en la memoria- se reduciría a la última frase de la lectura de este autor inevitablemente talentoso y ganador del desafío que presentó el joven y osado muchacho a este buitre de las palabras que, por causa de la escasez de práctica y talento, no ve otra opción que conjurar un maleficio al lector que siguiera estas letras; sin embargo, lleno de aprecio apela a su propia bondad, a la irrmeisibilidad, la podredumbre propia para limpiarse.

sábado, 18 de junio de 2011

Si alguien leyera este blog

Si alguien leyera este blog, definitivamente -lo digo ahora- alzaría las manos y diría que yo no he dicho nada. Para entonces, si alguien leyera este blog, habría posteado más de un artículo interesante y contado, tal vez, que este miércoles se presenta una revista de literatura en la casa abandonada de mi tía Olga en el AAHH 18 de enero, al pie del cerro que nos impide obtener ilegalmente el WI-FI. Quizá alguien se acordara de mi nombre y esa noche, cuando entre al Facebook, esa misma persona me preguntaría "¿Tú eres Orígenes, el del blog?". Yo, por supuesto, alzaría las manos y no escribiría. Si alguien leyera este blog ya no tendría sentido encontrar una respuesta a las grandes preguntas. Por que la función actual del papel se consolida en el culo de las personas, según un post que publicaría si alguien leyera este blog.
Si lo leyeran, el café dejaría de ser reconfortante, en mi hombrera aparecería una caja de cigarros cada noche y estaría seguro que lo más importante es la libertad del hombre.
Pero, por suerte, nadie.

miércoles, 26 de enero de 2011

Íta-ca

Aún guardo esperanzas de volver a casa. Esta soledad es oscura. No sé a dónde ir. No sé a quien ver. No sé a quién visitar ni con quién hablar. Ansío tanto contar que no sobreviviré a este martirio. Sin embargo, sin embargo. Cuando me convenzo de que no podré regresar te puedo ver a la distancia y recuerdo que siempre quise morir contigo. Pero no te conozco, quiero decir, no existes aún, me explico, no lo sé. Un amigo sediento de dolor me espera en la sombra de un edificio. Quiero desaparecer, ¿me acompañaría? Volveré y esta vez crecerá la hierba y los pájaros me saludarán como antes. Tal vez no.